Una señora de unos cuarenta años, su hija de unos veinte años, un cura y un soldado viajaban en el mismo compartimento del tren.
Al pasar por un túnel, en la oscuridad, se oyó un beso y una bofetada.
Cuando el tren salió del túnel, la madre pensó: “el soldado debe de haberle dado un beso a la niña y, como es tan recatada, le ha dado un bofetón”.
La hija pensó:”El cura o el soldado debe de haberle dado un beso a mi madre, que todavía está de muy buen ver, y le ha dado un bofetón”.
El cura pensó: “El soldado debe de haberle dado un beso a la madre o a la hija, estas se han debido de equivocar, y vaya bofetón que me he llevado”.
Y el soldado pensó:”En el próximo túnel me vuelvo a besar la mano y le suelto otra ostia al cura”.
OSHO
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