4.5.10

Xacobeo...


CAMINO DE SANTIAGO


Un italiano que conocí Camino de Santiago llamado Santo –Santo in Vita, decía él-, me contó su historia, una bonita historia.

Tenía 65 años, terminaba de jubilarse, y así tras finiquitar su etapa laboral partió de Roncesvalles, rumbo a Santiago, caminamos algunos días juntos dentro de un grupo que se formó, (al llevar el mismo ritmo), y así en pleno infierno del verano castellano, antes de arribar al albergue de San Nicolas regentado por monjes hospitalarios italianos, caminábamos el citado grupo de siete personas charlando amigablemente cuando contó:

“Tenía veinte años, estudiaba ingeniería en Florencia, ligaba bastante, pero…conocí a una estudiante española que cursaba allí, en Florencia…fue instantáneo.”

Comencé a cortejarla, la intenté seducir pero…no había manera. Intentaba que viniera a cenar a casa “Yo soy un caballero…te haré una cena que no olvidaras”.

(Puedo dar fé de que era un gran cocinero, en el camino preparó algunos manjares con muy pocos medios)

“Tras muchos intentos infructuosos finalmente accedió a venir a cenar, le preparé una suculenta cena esa y muchas otras noches”.

“Nos enamoramos y vivimos unos inolvidables años estudiando y disfrutando en Florencia. Nos prometimos que iríamos juntos a Santiago en agradecimiento por habernos conocido.”

“Finalizados los estudios, ella volvió a Madrid y yo comencé a trabajar como ingeniero, nos comunicábamos por carta y por teléfono, algunas veces yo iba a Madrid, la mayoría ella venía a Florencia.”

“Un día su padre vino a verme, era un empresario muy adinerado de Madrid, me dijo que no tenía hijos varones, que yo marchara a Madrid y me hiciera cargo con el tiempo de los negocios familiares.”

“Dije que no, que quería valerme por mi mismo en la vida y cuando pudiera, entonces me casaría con su hija.”

...

“Algún tiempo después recibí una llamada del padre…la hija estaba enferma…”

“Llamaba por teléfono y no podía comunicarme con ella…estaba muy enferma…”

“Al poco…murió….”

...

“Enloquecí completamente, marché con la legión extranjera a la guerra de Argelia, no tenía miedo a la muerte, era como si…las balas pasaran a mi alrededor y milagrosamente no me alcanzaran, como si algo me protegiera…”

“En el camino es igual…llegó a un albergue…está lleno…pero finalmente me dicen que queda una cama para mi, el albergue está lleno y la cama de al lado de la mía está libre…no duerme nadie allí…”

“Al caminar parece que alguien camina tras de mi…me giro y no hay nadie…”

“Tras la guerra de Argelia deambulé sin pena ni gloria algunos años más hasta que finalmente conocí otra mujer…”

“Me casé, tuve hijos, rehice mi carrera de ingeniero hasta hoy y fuimos muy felices, una excelente mujer.”

“Hace tres meses, cuando me jubilé me dijo: ”Ahora ve y cumple la promesa que hiciste.”

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