28.3.09

el peregrino...


Aquello que es fuerte no es la atadura hecha de hierro, madera o cuerda, sino el apego a piedras preciosas y adornos, el anhelo de mujer e hijos, tal es la gran atadura.

BUDA


Medito en los sentimientos y asociaciones
que la palabra “hogar” evoca en mí…
Revivo algunos acontecimientos
relacionados con mi infancia y con mi hogar
-tiempos de alegría y libertad…
tiempos, tal vez, de miedos y de tristeza…

Imagino la clase de hogar que habría tenido
si me hubiera casado:
la clase de cónyuge que habría tenido…
y habría sido…
el número de hijos que habría tenido…
los nombres que habría puesto a cada uno…
el tipo de casa en que habríamos vivido…
y el ambiente que en ella se habría respirado…

A continuación pienso que el hogar
está allí donde está mi corazón.
¿Dónde está hoy mi corazón?
¿En qué persona, lugar u ocupación?
Si Dios me concediera el poder
de estar ahora mismo
en el lugar de la tierra que yo quisiera,
¿qué lugar escogería?

Imagino que acudo allí ahora
y le explico a ese mi particular “hogar”
qué es lo me atrae hacia él…

Probablemente tengo más de un hogar.
Así pues, dialogo con cada uno de ellos
de la misma manera…

Luego regreso al hogar de mis sueños
y hablo con la esposa que nunca tendré,
y le explico por qué…
Hablo con mi hijo mayor,
que nunca conocerá la existencia
ni se acurrucará entre mis brazos,
y le explico por qué las cosas deben ser así…

Dialogo también con el hogar de mis sueños…
y soy consciente de mis sentimientos
al despedirme de él…
de mi esposa y de mis hijos…
asumiendo la responsabilidad del hecho
de que nunca habrán de existir…

Regreso después a cada uno de esos hogares
a los que mi corazón volaría si pudiera,
y veo como cada uno de ellos puede ser una prisión,
un enemigo de la libertad, la vida y el crecimiento,
un nido acogedor que me invita más a instalarme
que a usar mis alas y volar…

Así pues, a cada uno de ellos
le explico cariñosamente
que no puedo quedarme,
que no puedo descansar,
que tengo promesas que cumplir…

Me veo a mí mismo, con la imaginación,
en el camino que, desde el hogar,
conduce a nuevos horizontes…
Y, para mi alegría, descubro
que el Señor está junto a mí en el camino,
mostrándome que, si deseo estar vivo y libre,
debo desprenderme de mi miedo
a caminar sin compañía;
entonces, él será mi constante lugar de descanso,
porque, allí donde yo vaya,
él estará presente
-y entonces, al fin, toda la creación
será un hogar para mí.

Llegamos, el Señor y yo, a una elevación del camino.
Me vuelvo para echar una última mirada a mi hogar,
allá lejos,
y mi corazón brinca de agradecimiento y amor
a la vista de ese nido
en el que el destino decretó que yo permaneciera
hasta que reuniera las suficientes fuerzas
para volar…

ANTHONY DE MELLO


La atadura es fuerte, dicen los sabios. Pero incluso esta atadura que amarra a los seres-que se afloja, pero tan difícil es de cortar totalmente-, los sabios acaban cortándola definitivamente y, abandonando los placeres de los sentidos, libres de anhelos, renuncian.

BUDA

2 comentarios:

  1. Gracias por hacerme disfrutar con estas reflexiones. Un abrazo: Joman.

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  2. Gracias a ti por disfrutar...

    cuidate...

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